Hace ya tiempo, realicé el programa de radio Ciencia Infusa que se emitió en Radio P.I.C.A de forma semanal durante once años. Eran programas temáticos que repasaban distintos puntos de vista sobre el futuro. A través de la ciencia ficción, oyentes, oyentas y yo, aprendimos un montón de cosas sobre Arte, Ciencia y pensamiento futurista. De la estructura de Ciencia Infusa y Pórtico Luna (desde donde también se difundía Ciencia Infusa en forma de blog y de programa en Radio Cyborg) surgieron las semillas del Frente Sónico Futurista. Realizar una hora de programa semanal implicaba estar al día y tener cerca muchos libros, cedés, revistas curiosa, singles, cuando aún La Red era incipiente, buscar información extraña y acostumbrarse a que te llamen la atención aspectos de la sociedad y de sus expresiones formales que puedan reacionarse de una manera u otra con la ciencia-ficción o la especulación futurista. De hecho esa costumbre se convirtió casi en una manía. Y TODO ES CI-FI era entonces una de mis frases favoritas.

Me gustaría compartir, en esta ocasión, un particular trayecto hacia el futuro a través de esta nueva sección del magazine del FSF, un corto viaje en prosa que va a ir de un lado a otro del gran horizonte imaginario que significa el mañana. Pensamientos en voz alta que no van a resolver nada, si no a fantasear, a jugar con ciertos elementos y a conjugarlos en posibilidades. Muchas gracias por acompañarme una vez más.

Para comenzar la sección, por empezar desde el principio, creo que el tema más básico e importante para la humanidad es la salud. En realidad, es la vida y el primer instinto es conservarla, funcionando lo mejor posible. Los avances científicos y tecnológicos en salud han transformado seriamente nuestra experiencia. Por ejemplo, la edad de la muerte se ha retrasado y los cuerpos duran mejor más tiempo. Y como esto sucede in crescendo y accelerando tenemos a la vez que comprender los desconocidos estados emocionales que provoca esta nueva circunstancia y adaptar la sociedad a las nuevas necesidades. Si no a propósito, por la fuerza de la realidad.

Así que la primera entrega de FUTUROLOGÍA es:

LA SALUD

Hay un aparatito en Idiocracia que describe muy bien como imagino el servicio médico del mañana. Es una máquina expendedora de diagnósticos. La peli es de los años 90. Hoy ya existe algo parecido. Y también pruebas de adn o de saliva que pueden comprarse online y practicarse en casa. El futuro ya está aquí y con una sencilla búsqueda en Google es fácil encontrar noticias que parecen de ciencia-ficción, otras que lo son y algunos desconcertantes fakes. Detrás de la metralla de anuncios, opiniones y posts de consumo rápido que cada minuto gotean en las redes, hay notícias sorprendentes a cerca del avance en algún campo de la medicina y la investigación. Recuerdo varias entrevistas a entendidos o especialistas en genética que recomiendan  a todo el mundo aprender genética y enseñarla en las escuelas,  ya que los avances están siendo muy importantes y no hay una reflexión seria y un acuerdo común en cuanto al tratamiento ético de estos nuevos conocimientos y sus aplicaciones. Este vacío nos abre un futuro bastante inquietante, mientras el valor del dinero esté por encima del de la vida humana.

Parece razonable que si la salud es la base de la existencia, esa debiera ser la base también de nuestra sociedad humana. Sin embargo la salud se trata, como tantas otras cosas, desde el punto de vista de los intereses económicos e incluso ideológicos. La Salud Pública Universal, o sea, la completa accesibilidad de cualquier ser humano a la sanidad, no es ni de lejos universal, ni pública, por lo tanto se convierte en una batalla social ya que el acceso a la salud sí es prioritario y necesario para cada miembro del conjunto humano en exacta cantidad. La brecha económica entre las personas impide tener igual acceso a la salud, lo que a todas luces debería atentar directamente contra algún artículo de la declaración Universal de los Derechos Humanos, si no se pareciera esta cada vez más a un contrato general entre empresarios y trabajadores, y resultaran más efectivos los Diez Mandamientos o las Tres Leyes de la Robótica. Puesto que este acuerdo de convivencia entre seres humanos está destinado a proteger la posibilidad de realización de cualquier persona por igual, el acceso a la mejoría y mantenimiento de la vida y la salud debería ser el primer derecho, el más básico de todos. la primera Ley: Un robot no hará daño a la Humanidad o, por inacción, permitirá que la Humanidad sufra daño.

Me cuenta mi amigo el Dr. Marius (doctor de ordenadores, pero también un ser humano curioso e informado) que el último grito en medicina es la atención ultrapersonalizada. Un tratamiento distinto para cada paciente, hecho a su medida. También me parece relevante que algunas voces de la profesión se alcen para reivindicar un cuidado de la salud que integre cuerpo y mente, y a través de la gestión emocional también prevenir posibles apariciones de tumores y enfermedades en el cuerpo derivadas del estrés. Con lo que cuerpo y mente deberían ser atendidas y tratadas como una indivisble unidad de vida con una estrecha e inequívoca relación.

En un futuro abundante la sociedad entera estaría entregada al cuidado de la especie, basada en el culto a la salud y conservación de las condiciones de vida. Hospitales y centros sanitarios, extremadamente cómodos, higiénicos, amables, provistos de las últimas tecnologías y descubrimientos, sembrarían ciudades y poblaciones como lo hacen ahora los centros comerciales. Aunque teniendo en cuenta el progreso de la longevidad, estos centros serían más bien como enormes geriátricos Y, tal como pinta la cosa, ese futuro abundante de comodidades solamente se dará en personas con nivel alto adquisitivo, hoy día ya vemos como los síntomas de buena salud van desmejorando gradualmente a medida que desmejoran los bolsillos. Así que si imagino un futuro del que partamos ahora, es posible que que en breve vayan proliferando toda clase de pequeñas clínicas de matasanos con distintas licencias anunciándose con letreros de leds en cada esquina, mientras los Hospitales Públicos se colapsan y los humanos más afortunados disfrutan de ese paisaje biopunk de technonaturaleza sanota en algunos puntos estratégicos del planeta. O en estaciones orbitales, al estilo Elysium. Porque al final los seres humanos más ricos y más guapos no querrán mezclarse con las masas envejecidas y enfermas sin acceso a la sanidad, y querrán tener su propio paraíso de belleza, lujo y juventud, convirtiendo a la humanidad en el reflejo de Dorian Grey. Un cuadro, vamos.

 

 

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