El cielo sobre Barcelona está lleno de errores, de nubes repetidas hasta el horizonte, de líneas paralelas y de formas rectangulares.
Los canales de noticias no dejan de lanzar mensajes sobre los efectos devastadores de una nueva droga: percepción distorsionada de la realidad, alteración de las secuencias temporales, corrupción de los archivos de memoria y ruido intermitente en los oídos.
Hoy me he visto reflejado en la pantalla y no me he reconocido. Quizá mi rostro representado en una cuadrícula de 16×16 píxeles me ha hecho dudar. Quizá sea este zumbido mareante que oigo desde hace días. Quizá no debí haber tomado aquel comprimido de Flashback.