Nuestro amigo el periodista musical vocacional (y músico) Héktor Plasma (Sesión de Plasma) se entretiene escribiendo pequeños pedazos de realidades imaginarias, usualmente de corte callejero y macarra, pero también algunas las sitúa en los fantásticos universos de la ci-fi. Aquí un sencillo cuento espacial que, con gran sensibilidad, pellizca la esencia fundamental de cualquier nave tripulada: la lealtad no es cuestión de servidumbre si no de humildad. Dibujitos: «Saturno» por Angie.

La nave interplanetaria Odisea 9uv estaba a punto de llegar a Neptuno. El androide despertó a los demás tripulantes de la nave. La capitana Rose Baltimore salió de su cápsula de criogenización temporal con un leve dolor de cabeza. 

– ¿Qué día es, Ernesto?

– Día 1603 en el calendario del cuadrante Absus, señora Capitana. ¿Desea saber la fecha de la Tierra? 

– Sí, por favor. 

– En la Tierra es 26 de febrero del año 3204. 

– Gracias, Ernesto. ¿Hemos llegado en la fecha deseada?

– Sí, señora Capitana, ni un segundo más ni un segundo menos de la fecha deseada. 

-‘Increible’ pensó Rose: Tráeme algo para el dolor de cabeza, por favor, Ernesto. 

– En seguida, señora Capitana. 

Mientras el androide preparaba una solución de aguas de Perla, a Rose le dio tiempo de vestirse con el uniforme de la armada Euroestelar. 

– Aquí tiene, señora Capitana-ofreció el androide de nombre Ernesto a su superiora. 

– Gracias, Ernesto- absorbió el vertido de aguas de Perla por su preciosa boca y devolvió el vaso a su ayudante – Despierte al señor Lawrence y al resto de la tripulación, por favor.

– En seguida, señora Capitana. 

 ‘Veamos, wow, es Neptuno tal y como lo imaginaba’, pensó Rose mientras miraba a través de las ventanas del puesto de mando.

– Buenos días, mi Capitana.

– Buenos días Lawrence, ¿qué tal ha dormido?

– Bien, gracias. Estoy deseando tomar un café. ¡Ernesto!

– ¿Qué desea, Sargento?

– Un café largo, con doble de azúcar.

– En seguida, señor Sargento.

– Sargento, la próxima vez que quiera un café se lo hará usted mismo, ya que a Ernesto lo debemos de tener siempre a punto para cualquier circunstancia importante. 

– Entendido, mi Capitana.

Saturno por Angie

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