En 1973 el cineasta Rainer Werner Fassbinder dirigió El mundo conectado, una serie de ciencia-ficción de dos capítulos para la televisión alemana. Influenciada sin duda por la serie británica El Prisionero (ITV, 1967) así como por La Naranja Mecánica de Kubrick (1971) y desde luego por el cine de Fellini, es a su vez influencia directa sobre otras obras de cifi como Rollerball (1975) y la más evidente Nivel 13 (1999).

«Welt am draht» (su título original) contiene todos los elementos visuales de la ciencia-ficción más moderna de principios de los 70 y está elegantemente rodada. Los planos de Fassbinder son poesía. Y el planteamiento es muy atractivo. Es una joya. Pero hay que advertir que el sexismo es constante y notable. Las mujeres en este film son mero y bello ornamento, y soportan una sociedad salvajemente patriarcal con porte de esfinge.

Esta historia futurista está basada en la novela Simulacron 3 (Daniel F. Galouye, 1964) de la que también bebe Nivel 13. El Simulacron es una computadora que replica virtualmente la vida de la ciudad, pero 20 años más adelante, lo que permite prever la futura demanda de productos y servicios y convierte el programa en un arma comercial. Es una historia de espionaje y de cibernética, y una pieza funtamental situada en el origen del Cyberpunk.

 

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